"Elevamos sueños", se leía grabado en el ascensor diamantino de mi duermevela. En medio de ningún lugar, primavera. Las palabras me fascinan. Rocé el botón incrédula, aventurándome a sentir. Las puertas se deslizaron y entré en la nostalgia por costumbre. El hoy se conjuga ahora en pasado. La vida es un presente que a veces no abrimos. Pulsé "El más allá" y el paisaje comenzó a descolgarse. Somos todo o nada. Nubes y claros. Le vi. Estaba radiante, feliz, etéreo... Quise abrazarle, pero sentí que me ceñía a mí misma. Descenderé. Tengo poco tiempo allí abajo y toda una eternidad para quererle.