sábado, 10 de septiembre de 2011

"ZAIDÍN ROCK: EL ESPECTÁCULO DEBE CONTINUAR". Por Ana Rosillo.

 
Noche de jueves, pasados ocho días del inicio de septiembre. El Zaidín vibra y se ilumina en su feria. A las diez comienza la música, preludio de una buena tanda de grupos y conciertos, que saludan a los jóvenes universitarios. Vuelven a nuestra Granada, con sus bártulos e ilusiones, a redecorar habitaciones de paredes blancas, vacías e impersonales, con sus señas de identidad y posters de sus grupos favoritos.

Vuelta de la playa, de las vacaciones estivales. Cuerpos bronceados y relajados rostros,iluminados todos por una luna plateada y achatada, que en unos días alcanzará su plenilunio.

Y la ciudad les recibe con el calor diurno del verano que da sus últimos coletazos, con el fresco que desciende nocturno desde Sierra Nevada a la Vega y ¡cómo no!, con unas jornadas festivas en su barrio más populoso, lleno de energía, de entrega vecinal y acordes musicales.

Nacido en 1983, por iniciativa de la Asociación Zaidín-Vergeles, los primeros en saltar al escenario fueron dos grupos de nuestra tierra: T.N.T. y Magic.

Poco a poco, año tras año, y con el buen hacer y constancia de los miembros de esta asociación y su “Comisión Rock”, el Festival se hace eco de grandes grupos y artistas consagrados a nivel nacional, sin desmejorar lo autóctono, que es bueno y mucho.

Y este año, en su XXXI edición, llegan a formar parte de su variado cartel un total de quince actuaciones, entre grupos locales noveles y otros en la cresta de la ola. Principal reclamo de esta edición han sido Loquillo, Mago de Oz y el grupo granadino Eskorzo.

Eskorzo, al que tuve el honor de ver actuar entre bambalinas, gracias a la invitación de Pepegu, bajista del grupo, hermano de mi amiga Montse, siendo una vivencia interesante y novedosa para mí. Desde esta cara oculta de la luna, encontré y saludé personalmente a cada uno de ellos y tomé conciencia de la gran profesionalidad de todos los que forman parte del entramado de un espectáculo musical: técnicos de sonido, montadores de escenario, transportistas de instrumentos, etc. Y finalmente, los que se presentan ante el público: los músicos.

Y los ví ensayando tras el atezado telón de fondo, mientras en la palestra tocaba el grupo que les precedía, cordobeses ellos: Los Aslándticos.

Pasaban más de tres horas de la media noche. El postre final espera su turno con tensión y ansia controlada: inmensas las ganas ya de entrega al público. “El que espera, desespera”… y comienza su actuación buscando el nexo total que lleve al disfrute en la madrugada rockera.

Y entremezclado, llegaba a mis oídos el sonido que unos, los que actúan, y otros, los que ensayan, consiguen hábilmente arrancar a sus instrumentos. Y mi hijo y su amigo Pablo no perdían detalle, atentos al máximo los sentidos...

Todo un descubrimiento para la que suscribe, a espaldas del gran escenario del Rock… pero sobre todo, la agradable sensación de encontrarme entre gente que ama la música por encima de todo y por ende, la cultura.

Sí, en arte escorzo es una figura, es la perspectiva oblicua al plano del movimiento… y eso es Eskorzo, puro y duro
movimiento, energía y brincos, que topan con los focos, allá en lo alto, emulando a las estrellas. Todo transmitido a su público, de una manera vigorosa y totalmente energizante, con letras ahora reivindicativas, más tarde poéticas y existenciales, en combinación perfecta con un amplio abanico instrumental. Todo un espectáculo musical.

Y quise ver, más tarde y con mis amigos, la actuación también desde el lado del público: “face to face”. Y encontré jóvenes y fieles fans, imitadores ellos, del aspecto y la forma de bailar de Tony, el solista; y bailarinas ellas, tarareando todas las letras al dedillo, inmersos en una embriagadora entrega, que les llevaba hasta la extenuación.

En este lado los sentí más artistas aún, iluminados por deslumbradores focos y luces multicolores, combinación perfecta de imagen y sonido, que los subía al pedestal del modelo a imitar. Y de este lado percibí la música más nítida y directa, mientras advertí que los fans buscaban en su último disco “Paraísos Artificiales”, donde evadirse de los problemas de esta sociedad en crisis y en "desevolución".
Y ellos y los demás grupos participantes, han conseguido que el espíritu amenazado del Festival, por sus problemas de financiación y de ubicuidad, en vez de desfallecer, haya crecido como lleva haciendo en cada nueva edición.

Desde esta platea en que me encuentro, espectadora entre multitudes, he de decir que las administraciones públicas deben colaborar, como vienen haciendo y a ser posible, con incremento, para que los jóvenes y no tan jóvenes disfrutemos de un ameno cultivo del alma. Buscando equilibrio entre obligación y devoción, se obtiene un mejor rendimiento en todos los niveles.

Y es importante que la cultura musical de una ciudad como la nuestra, donde proliferan las buenas bandas, no se hunda en las lagunas del olvido de las mentes que nos gobiernan. Y que no halle el talento y el esfuerzo diario del
artista, lejano el reconocimiento y vacías las alcancías públicas.

Primordial para la sociedad debe ser, que los jóvenes no tomen alcohol como plato principal, sin más acompañamiento enriquecedor del intelecto.

Tomen nota para ediciones venideras, porque los granadinos estamos con Queen y "El espectáculo debe continuar" como seña de identidad del Zaidín y por añadidura, de Granada.

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